“¡Quiero que me protejas bajo la sombra de tus alas hasta que pase el peligro!” (Salmo 57:1b, TLA) En la oscura hora en que los fantasmas regresan, en la noche cerrada, cuando los miedos asoman, protégenos, buen Dios, de la perversión de los malos. Presérvanos de las acciones que violentan la vida y que amputan el derecho a lo justo y a lo bueno. Resguárdanos del golpe que lastima, de la bala que mata, del poder que reprime y de la palabra que hiere. Líbranos de quienes, indiferentes, transitan las calles sin sentir una pizca de compasión por las víctimas […]
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